Ronda 14-15 de mayo de 2016
Ya acabó la XIX
edición y para mi ha sido de las mejores en las que he participado,
y ya llevo unas cuantas, la primera fue en 1999 y casi siempre el
calor extremo era la característica principal. En cambio este año
ha sido muy diferente por las sensaciones y experiencias
vividas. Por eso como participante marchador/corredor debo de dar las
gracias...
Al IV Tercio de La Legión,
por volcarse con este evento con una organización
impecable que en este año la han mejorado si cabe un poco más, a
pesar de estar bastante personal del Tercio de misión en el Líbano.
Han conseguido ofrecer una espectacular prueba con un increíble
ambiente...
A a los legionarios, por todo lo que animan a los que nos cuesta
seguir. Esos gritos de apoyo se agradecen. Y mucho.
A los muchos colaboradores, en especial a los equipos
medico-sanitarios, fisios y podólogos, por cuidarnos durante toda la
jornada.
A la gente de Ronda y de todas las localidades por las que
pasamos, que en las puertas de sus fincas, y de sus casas, nos
animan, aplauden y gritan: ¡que te queda poco!, ¡que hay que
seguir adelante! Me ha parecido
que este año hubo mucha más animación y público tanto en los pueblos como en los puntos emblemáticos (puente de la Ventilla, zona de entrada al cuartel del Tercio y zonas con acceso a carreteras en general), haciendo el paso por cada pueblo una experiencia única.
A los compañeros cientouneros, que preguntan a cualquier otro
corredor que se encuentra en la cuneta: "¿estás bien?",
"¿qué necesitas?", "¿geles, barritas, agua,
magnesio"?
Y aunque a regañadientes, al invitado especial de esta edición: EL
BARRO!!! Ha conseguido que en este año el epílogo de la carrera sea
mucho más épico...
Viernes 13 de mayo
Llegué
a Ronda a media tarde tarde. Fui directo al hotel, que
está muy cerca de la Alameda. Una vez instalado, me dirigí al
polideportivo El Fuerte a recoger el dorsal. El ambiente es de escándalo, te encuentras a multitud de gente...
Regresé al hotel a esperar a mi hermano Javier que venía en tren desde Córdoba. Cuando llegó preparamos las mochilas a entregar con mudas y equipo para el avituallamiento del km 75. Entregadas las mochilas nos dimos un paseo por los puestos de las casas comerciales instalados en la Alameda.
Sobre las 20.30 horas nos fuimos a la ya tradicional Cena de la Pasta, en el comedor de tiendas que el Tercio instala como todos los años en la Alameda.
Sábado
Amaneció despejado, era una mañana fresca pero muy agradable. Después de tomar un buen desayuno en el hotel y de ultimar la mochila que íbamos a llevar durante toda la prueba, nos dirijimos a la salida.
Este año la Organización exige llevar un mínimo de material:
- Chaqueta
cortavientos con capucha y manga larga.
- Manta térmica o de
supervivencia.
- Contenedor para
reserva de agua (mínimo 1 litro).
- Frontal o linterna con pilas de
repuesto.
- Gorra, Visera o Badana.
- Pantalones o mallas, mínimo por
debajo de las rodillas.
- Teléfono móvil con batería
cargada y teléfonos de la organización.
- Silbato.
- Luz roja de posición trasera
Por lo que parece que la mayoría de los participantes va a llevar mochila, como luego comprobaré durante la prueba. También llevo a mano una fotocopia plastificada con los tiempos aproximados en los que debo pasar por cada pueblo.
- Luz roja de posición trasera
Por lo que parece que la mayoría de los participantes va a llevar mochila, como luego comprobaré durante la prueba. También llevo a mano una fotocopia plastificada con los tiempos aproximados en los que debo pasar por cada pueblo.
¡Ya estoy otro
año más, en la cola de sellado del "pasaporte legionario" para entrar al campo de fútbol
de Ronda!
El ambiente es impresionante. El tiempo de espera para la salida lo paso saludando a unos y otros, todos los años me encuentro con antiguos compañeros de OE,s o de montaña, yendo al baño, posando para una foto, yendo al baño de nuevo...
Veo a Chito, mítico Speaker en carreras de montaña, en su salsa animando al público y participantes.
Como salgo del final, la salida es muy lenta y poco a poco fui cogiendo mi ritmo trotón de carrera. El paso por la famosa plaza de toros de Ronda es muy emocionante y con gran sorpresa con mucho público en su interior.
Al poco de salir de Ronda, paso de largo en el primer avituallamiento ya que
todavía llevaba bastante agua en la mochila. Iba
encontrando algunos charcos por el camino, pero la temperatura era
fenomenal, y no había nada de polvo por el camino.
En
la entrada al campo de maniobras de Navetas, en el puente de La Ventilla, hay mucho público y muchos fotográfos (¡en las redes sociales comentan de una mujer que ha hecho más de 12.000 fotografías!).
Al pasar por la zona del campo de tiro me fijo en un corredor que bastoneando me adelantaba en las subidas, pero llaneando lo volvía a adelantar. Más adelante me encuentro con dos ciclistas tumbados en el suelo, creo que para ellos la carrera ha terminado, han debido de tener una caída al pasar por alguna zona con barro.
En el avituallamiento del km 25, que está un poco antes de la salida del campo de maniobras de Navetas, me tomé el bocadillo y un pastelillo. La salida de Navetas es muy emocionante, hay muchísimo público animando sin parar; ahora volvemos a pasar por el puente de la Velilla, pero cuesta abajo...
Por el Camino de Parchite, que discurre paralelo a la vía del tren, paré un momento a beber un aquarius, en un puestecillo de venta de bebidas que unos chicos habían instalado en el mismo itinerario.
El paso por Arriate fue apoteósico, con pasillos de público enfervorecido animando con pasión a lo largo del pueblo. Me gustó mucho esta variación del itinerario con respecto al año pasado, creo que la carrera ha ganado mucho.
A la salida del pueblo me
propuse tomarme con calma la subida al Cortijo del Polear, que en las
pasadas ediciones se me hizo eterna por el calor. Me adelantan muchos equipos de cinco personas que van cantando y hablando con muy buen ánimo.
Un detalle significativo de que la temperatura era ideal para la prueba, fue observar el poco trabajo que tenían los bomberos al llegar al cruce de la carretera CA-4221 (Puerto del Monje), que en ediciones pasadas refrescan a los corredores con sus manguerazos de agua.
En el comienzo de la bajada hacia Alcalá del Valle me encontré con otro puestecillo de bebidas. En esta ocasión me paré a tomar una Coca-Cola fresquita me me sentó muy bien. Al llegar al pueblo de
nuevo un recibimiento de lujo.
Había
pasado la primera barrera psicológica, con la primera C de la teoría de las tres C, Alcalá del Valle (km 49), y ahora
tocaba llegar a Setenil de las Bodegas, donde tenía previsto cambiarme
de calcetines...pero antes tenía que superar, la famosa tachuela que hay a la salida de de Alcalá del Valle.
La entrada al pueblo es espectacular, subidón por los ánimos del público, te saludan como si te conociesen de toda la vida.
En el avituallamiento de Setenil (km 56) aproveché
para cambiarme de calcetines, echar un poco de vaselina por los dedos de los pies y en uno de los grifos refrescarme la cara y mojarme un poco la cabeza.
Empecé
a recordar las cuestas que ahora nos esperaban, y en cuanto vi la
primera comencé a caminar.
Desde
Setenil hasta Chinchilla (avituallamiento nº14, km 65,4), fue el tramo en el que más sufrí hasta
ese momento, ya que ahora el sol nos daba de pleno, no paraban de
pasarme corredores y, empezaba a notar fatiga en las piernas. Como todos los años, aquí me surgen las primeras dudas y temores...
Por el río de la Peña, un poco antes de llegar al avituallamiento nº 13, caminé bastante en los llanos para evitar el barro. Desde aquí los apenas tres kilómetros hasta Chinchilla fueron los más duros, ya que apenas hubo tramos donde pudiese trotar y comenzaron a pasarme bastantes corredores...
Por el río de la Peña, un poco antes de llegar al avituallamiento nº 13, caminé bastante en los llanos para evitar el barro. Desde aquí los apenas tres kilómetros hasta Chinchilla fueron los más duros, ya que apenas hubo tramos donde pudiese trotar y comenzaron a pasarme bastantes corredores...
Al poco de pasar el Alto de los Corzos, el punto de mayor altitud del recorrido, ¡Por fin veía a lo lejos el IV Tercio! Había superado mi segunda barrera psicológica, ¡con la segunda C!
Ahora tocaba bajar varios kilómetros con una fuerte pendiente, pero para mi sorpresa bajo relativamente cómodo y me acuerdo de los ánimos que me daba el año pasado mi compañero de club Juan Sierra ya que iba tocado. Fue un gustazo poder correr tras tanta subida, recuperar posiciones y sensaciones y volver a disfrutar... ¡se me hizo hasta corta!
Cuando llegé abajo me encontré mejor, así que decidí continuar al trote hasta la Fuente de la Higuera (km 71,6), subir caminando las tachuelas previas hasta la bajada final al cruce sobre la vía del tren. Comenzaba a anochecer cuando los ánimos del numeroso público que se encontraba en la zona de entrada al Cuartel (km 75,4) me llevaron en volandas hacia el interior del mismo.
Justo antes de entrar al comedor, me encuentro con un avituallamiento. Con esta novedad seguro que algunos optan por no parar en el comedor. Me tomo un sandwich y voy directo al interior del comedor a por la cena caliente...Decido no recoger la muda y bastones que tenía aquí preparados. Tardo unos veinte minutos en cambiarme la camiseta por otra térmica de manga corta que llevo en la mochila, ponerme los manguitos del club y cenar.
Muchos veteranos cientouneros llaman a esto la "trampa del cuartel". Cambiarse de ropa y tomarse la sopa caliente, el arroz blanco, la salchicha, el yogur, el pastelillo dulce, los caramelos...puede ser necesario para coger fuerzas y muy placentero, pero puede dar al traste con tu carrera si pierdes mucho tiempo, porque luego cuesta muchísimo arrancar y seguir tu ritmo.
A la salida del Cuartel, ya se observa el itinerario a seguir por las luces de los frontales. En pocos minutos me encuentro subiendo la famosa Cuesta de la Ermita, con zancada corta pero sin perder ritmo. Cuando llego a la Ermita, justo antes de empezar a bajar hacia el cementerio de Montejaque, me acuerdo otra vez de Juan Sierra cuando el año pasado me sujetó en un tropezón y evitó caerme.
Este año voy mucho mejor, gracias a las gafas deportivas graduadas que llevo durante todo el día, también a la nueva linterna frontal, que da mejor luz.
En el avituallamiento del Cementerio de Montejaque (km 83,3) me puedo tomar un café solo caliente muy reconfortante. Desde aquí hasta Benaojan el recorrido es por asfalto y cuesta abajo, por lo que puedo ir trotando a buen ritmo.
Pasado Benaojan, en
la Cuesta de los Caballos, comenzó mi verdadero sufrimiento y desesperación cuando de repente, esta cuesta que veía
interminable, está embarrada totalmente, nadie podía avanzar
rápido, muchas caídas, gente ayudándose unas a otras para poder
avanzar, intentando pisar donde no se resbalara y así hasta llegar
arriba. Pienso en voz alta "La bajada no estará tan mal", pero German Blanco, un antiguo compañero que viene detrás de mi me alerta "Estará todavía mucho peor, pasé por aquí hace un mes y estaba fatal". Efectivamente la bajada era caótica, mis HOKA me fallaron por primera vez con un resbalón
que da con mis huesos en el suelo y el frontal lleno de barro...
Esta caída me dio inseguridad, y a los pocos minutos llegaron otras dos caídas más. Estaba todo embarrado con ese fango succionador que intenta arrancarte las zapatillas a cada zancada y derrapé muchas veces. El esfuerzo de aguantarme para no caerme me destrozó los pies. Parecía un zombi de Walking Dead, cara y manos llenas de barro...
Hasta este tramo (km 91) iba mejorando, casi una hora, mi tiempo del año pasado...pero como tenía que ir con muchísimo cuidado, no me importó perder tiempo, imaginad una lesión a tan pocos kilómetros de meta...
Me ha gustado mucho como describe el paso por este tramo "TheJTornero" del foro de los 101:
"Pasé
por la cuesta embarrada sobre las 8 o las 9.... Pasamos ese tramo junto con (creo) la
3ª compañía de los legionarios de Ceuta (los que iban de granate)
y fue bastante duro. Fue chungo ver cómo el colchón de sobre 2
horas que llevábamos se desvanecía e incluso peligraba llegar en
hora. Los legionarios, que no llevaban bastones, se pegaban unos
talegazos impresionantes, alguno la verdad es que se tiraba en plan
loco total y hasta cierto punto, se echaban unas buenas risas entre
ellos. Yo estaba un poco espeluznado, porque con una hernia de disco
sabes que un talegazo de esos te deja listo de papeles. Pero
afortunadamente, no me caí, algún resbalón y mucho tiento, y no sé
cuanto tiempo empleamos en pasarlo. Coincido con el compañero en
recordar el sonido de las suelas al despegarse del barro "tchlac,
tchlac", así todos. Y cómo alguno se dejaba la zapatilla
detrás. Y buscar el agua y el lodo que corría porque ahí las
piedras estaban más limpias y agarraba. Y olvidarme de todo y decir
¡qué coño! para los 10 km que quedan, me puedo mojar los pies y
pillar barro y lo que haga falta. Mucho aprendido ahí.
Y
aunque ahora, aunque apenas haya pasado un día, me quedan los buenos
momentos que vi allí, cuando miraba para atrás buscando a mis
compañeros y viendo que iban zafando... y no me resisto a pensar lo
afortunado que fui pasando por ese tramo en tan buena compañía y
con el sol en lo alto mostrándome el camino. No sé si hubiera
podido pasar aquello de noche..."
Enhorabuena a todos los finishers y mucho ánimo para todos los que no
pudieron conseguir su reto, pero que estoy seguro lo conseguirán el
año que viene, o el otro...incluso a los que se
quedaron sin poder participar con los dedos pegados al ordenador
tratando de conseguir una plaza.
Yo lo sigo
teniendo claro, ya estoy pensando en 2017, en la XX edición, y como
no, en la Cuesta de la Ermita, la Cuesta de los Caballos (la del
barro) y la Cuesta del Cachondeo.
Volveré, quiero seguir soñando en grande...
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