lunes, 23 de mayo de 2016

XIX Edición 101 km24h Ronda 2016

 

Ronda 14-15 de mayo de 2016

Ya acabó la XIX edición y para mi ha sido de las mejores en las que he participado, y ya llevo unas cuantas, la primera fue en 1999 y casi siempre el calor extremo era la característica principal. En cambio este año ha sido muy diferente por las sensaciones y experiencias vividas. Por eso como participante marchador/corredor debo de dar las gracias...

Al IV Tercio de La Legión, por volcarse con este evento con una organización impecable que en este año la han mejorado si cabe un poco más, a pesar de estar bastante personal del Tercio de misión en el Líbano. Han conseguido ofrecer una espectacular prueba con un increíble ambiente...

A a los legionarios, por todo lo que animan a los que nos cuesta seguir. Esos gritos de apoyo se agradecen. Y mucho.

A los muchos colaboradores, en especial a los equipos medico-sanitarios, fisios y podólogos, por cuidarnos durante toda la jornada.

A la gente de Ronda y de todas las localidades por las que pasamos, que en las puertas de sus fincas, y de sus casas, nos animan, aplauden y gritan: ¡que te queda poco!, ¡que hay que seguir adelante! Me ha parecido que este año hubo mucha más animación y público tanto en los pueblos como en los puntos emblemáticos (puente de la Ventilla, zona de entrada al cuartel del Tercio y zonas con acceso a carreteras en general), haciendo el paso por cada pueblo una experiencia única.

A los compañeros cientouneros, que preguntan a cualquier otro corredor que se encuentra en la cuneta: "¿estás bien?", "¿qué necesitas?", "¿geles, barritas, agua, magnesio"?

Y aunque a regañadientes, al invitado especial de esta edición: EL BARRO!!! Ha conseguido que en este año el epílogo de la carrera sea mucho más épico...

Viernes 13 de mayo
Llegué a Ronda a media tarde tarde. Fui directo al hotel, que está muy cerca de la Alameda. Una vez instalado, me dirigí al polideportivo El Fuerte a recoger el dorsal. El ambiente es de escándalo, te encuentras a multitud de gente...
 
Regresé al hotel a esperar a mi hermano Javier que venía en tren desde Córdoba. Cuando llegó preparamos las mochilas a entregar con mudas y equipo para el avituallamiento del km 75. Entregadas las mochilas nos dimos un paseo por los puestos de las casas comerciales instalados en la Alameda.
 
Sobre las 20.30 horas nos fuimos a la ya tradicional Cena de la Pasta, en el comedor de tiendas que el Tercio instala como todos los años en la Alameda.


Sábado
Amaneció despejado, era una mañana fresca pero muy agradable. Después de tomar un buen desayuno en el hotel y de ultimar la mochila que íbamos a llevar durante toda la prueba, nos dirijimos a la salida.

Este año la Organización exige llevar un mínimo de material:
- Chaqueta cortavientos con capucha y manga larga.
- Manta térmica o de supervivencia.
- Contenedor para reserva de agua (mínimo 1 litro).
- Frontal o linterna con pilas de repuesto.
- Gorra, Visera o Badana.
- Pantalones o mallas, mínimo por debajo de las rodillas.
- Teléfono móvil con batería cargada y teléfonos de la organización.
- Silbato. 
- Luz roja de posición trasera 

Por lo que parece que la mayoría de los participantes va a llevar mochila, como luego comprobaré durante la prueba. También llevo a mano una fotocopia plastificada con los tiempos aproximados en los que debo pasar por cada pueblo.

¡Ya estoy otro año más, en la cola de sellado del "pasaporte legionario" para entrar al campo de fútbol de Ronda!
 

El ambiente es impresionante. El tiempo de espera para la salida lo paso saludando a unos y otros, todos los años me encuentro con antiguos compañeros de OE,s o de montaña, yendo al baño, posando para una foto, yendo al baño de nuevo...
 

Veo a Chito, mítico Speaker en carreras de montaña, en su salsa animando al público y participantes.

 
 


Como salgo del final, la salida es muy lenta y poco a poco fui cogiendo mi ritmo trotón de carrera. El paso por la famosa plaza de toros de Ronda es muy emocionante y con gran sorpresa con mucho público en su interior.
 

Al poco de salir de Ronda, paso de largo en el primer avituallamiento ya que todavía llevaba bastante agua en la mochila. Iba encontrando algunos charcos por el camino, pero la temperatura era fenomenal, y no había nada de polvo por el camino.

En la entrada al campo de maniobras de Navetas, en el puente de La Ventilla, hay mucho público y muchos fotográfos (¡en las redes sociales comentan de una mujer que ha hecho más de 12.000 fotografías!).

Al pasar por la zona del campo de tiro me fijo en un corredor que bastoneando me adelantaba en las subidas, pero llaneando lo volvía a adelantar. Más adelante me encuentro con dos ciclistas tumbados en el suelo, creo que para ellos la carrera ha terminado, han debido de tener una caída al pasar por alguna zona con barro.


En el avituallamiento del km 25, que está un poco antes de la salida del campo de maniobras de Navetas, me tomé el bocadillo y un pastelillo. La salida de Navetas es muy emocionante, hay muchísimo público animando sin parar; ahora volvemos a pasar por el puente de la Velilla, pero cuesta abajo...

Por el Camino de Parchite, que discurre paralelo a la vía del tren, paré un momento a beber un aquarius, en un puestecillo de venta de bebidas que unos chicos habían instalado en el mismo itinerario.

El paso por Arriate fue apoteósico, con pasillos de público enfervorecido animando con pasión a lo largo del pueblo. Me gustó mucho esta variación del itinerario con respecto al año pasado, creo que la carrera ha ganado mucho. 
 
A la salida del pueblo me propuse tomarme con calma la subida al Cortijo del Polear, que en las pasadas ediciones se me hizo eterna por el calor. Me adelantan muchos equipos de cinco personas que van cantando y hablando con muy buen ánimo.

Un detalle significativo de que la temperatura era ideal para la prueba, fue observar el poco trabajo que tenían los bomberos al llegar al cruce de la carretera CA-4221 (Puerto del Monje), que en ediciones pasadas refrescan a los corredores con sus manguerazos de agua.

En el comienzo de la bajada hacia Alcalá del Valle me encontré con otro puestecillo de bebidas. En esta ocasión me paré a tomar una Coca-Cola fresquita me me sentó muy bien. Al llegar al pueblo de nuevo un recibimiento de lujo.

 

Había pasado la primera barrera psicológica, con la primera C de la teoría de las tres C, Alcalá del Valle (km 49), y ahora tocaba llegar a Setenil de las Bodegas, donde tenía previsto cambiarme de calcetines...pero antes tenía que superar, la famosa tachuela que hay a la salida de de Alcalá del Valle.

A pesar de que el calor no era tan intenso, tomaba un comprimido de sales minerales cada dos horas con un poco de agua para evitar los temidos calambres y la deshidratación. El tramo hasta Setenil de las Bodegas es bastante cómodo, casi todo en descenso. 

 

La entrada al pueblo es espectacular, subidón por los ánimos del público, te saludan como si te conociesen de toda la vida.


 

En el avituallamiento de Setenil (km 56) aproveché para cambiarme de calcetines, echar un poco de vaselina por los dedos de los pies y en uno de los grifos refrescarme la cara y mojarme un poco la cabeza.
 
Empecé a recordar las cuestas que ahora nos esperaban, y en cuanto vi la primera comencé a caminar.

Desde Setenil hasta Chinchilla (avituallamiento nº14, km 65,4), fue el tramo en el que más sufrí hasta ese momento, ya que ahora el sol nos daba de pleno, no paraban de pasarme corredores y, empezaba a notar fatiga en las piernas. Como todos los años, aquí me surgen las primeras dudas y temores...


Por el río de la Peña, un poco antes de llegar al avituallamiento nº 13, caminé bastante en los llanos para evitar el barro. Desde aquí los
apenas tres kilómetros hasta Chinchilla fueron los más duros, ya que apenas hubo tramos donde pudiese trotar y comenzaron a pasarme bastantes corredores...

Al poco de pasar el Alto de los Corzos, el punto de mayor altitud del recorrido, ¡Por fin veía a lo lejos el IV Tercio! Había superado mi segunda barrera psicológica, ¡con la segunda C!

Ahora tocaba bajar varios kilómetros con una fuerte pendiente, pero para mi sorpresa bajo relativamente cómodo y me acuerdo de los ánimos que me daba el año pasado mi compañero de club Juan Sierra ya que iba tocado. Fue un gustazo poder correr tras tanta subida, recuperar posiciones y sensaciones y volver a disfrutar... ¡se me hizo hasta corta!

Cuando llegé abajo me encontré mejor, así que decidí continuar al trote hasta la Fuente de la Higuera (km 71,6), subir caminando las tachuelas previas hasta la bajada final al cruce sobre la vía del tren. Comenzaba a anochecer cuando los ánimos del numeroso público que se encontraba en la zona de entrada al Cuartel (km 75,4) me llevaron en volandas hacia el interior del mismo.


Justo antes de entrar al comedor, me encuentro con un avituallamiento. Con esta novedad seguro que algunos optan por no parar en el comedor. Me tomo un sandwich y voy directo al interior del comedor a por la cena caliente...Decido no recoger la muda y bastones que tenía aquí preparados. Tardo unos veinte minutos en cambiarme la camiseta por otra térmica de manga corta que llevo en la mochila, ponerme los manguitos del club y cenar.

Muchos veteranos cientouneros llaman a esto la "trampa del cuartel". Cambiarse de ropa y tomarse la sopa caliente, el arroz blanco, la salchicha, el yogur, el pastelillo dulce, los caramelos...puede ser necesario para coger fuerzas y muy placentero, pero puede dar al traste con tu carrera si pierdes mucho tiempo, porque luego cuesta muchísimo arrancar y seguir tu ritmo.
A la salida del Cuartel, ya se observa el itinerario a seguir por las luces de los frontales. En pocos minutos me encuentro subiendo la famosa Cuesta de la Ermita, con zancada corta pero sin perder  ritmo. Cuando llego a la Ermita, justo antes de empezar a bajar hacia el cementerio de Montejaque, me acuerdo otra vez de Juan Sierra cuando el año pasado me sujetó en un tropezón y evitó caerme.  
Este año voy mucho mejor, gracias a las gafas deportivas graduadas que llevo durante todo el día, también a la nueva linterna frontal, que da mejor luz.


En el avituallamiento del Cementerio de Montejaque (km 83,3) me puedo tomar un café solo caliente muy reconfortante. Desde aquí hasta Benaojan el recorrido es por asfalto y cuesta abajo, por lo que puedo ir trotando a buen ritmo.

Pasado Benaojan, en la Cuesta de los Caballos, comenzó mi verdadero sufrimiento y desesperación cuando de repente, esta cuesta que veía interminable, está embarrada totalmente, nadie podía avanzar rápido, muchas caídas, gente ayudándose unas a otras para poder avanzar, intentando pisar donde no se resbalara y así hasta llegar arriba. Pienso en voz alta "La bajada no estará tan mal", pero German Blanco, un antiguo compañero que viene detrás de mi me alerta "Estará todavía mucho peor, pasé por aquí hace un mes y estaba fatal". Efectivamente la bajada era caótica, mis HOKA me fallaron por primera vez con un resbalón que da con mis huesos en el suelo y el frontal lleno de barro...


 

Esta caída me dio inseguridad, y a los pocos minutos llegaron otras dos caídas más. Estaba todo embarrado con ese fango succionador que intenta arrancarte las zapatillas a cada zancada y derrapé muchas veces. El esfuerzo de aguantarme para no caerme me destrozó los pies. Parecía un zombi de Walking Dead, cara y manos llenas de barro...

 
Hasta este tramo (km 91) iba mejorando, casi una hora, mi tiempo del año pasado...pero como tenía que ir con muchísimo cuidado, no me importó perder tiempo, imaginad una lesión a tan pocos kilómetros de meta...
 
Me ha gustado mucho como describe el paso por este tramo  "TheJTornero" del foro de los 101:

"Pasé por la cuesta embarrada sobre las 8 o las 9.... Pasamos ese tramo junto con (creo) la 3ª compañía de los legionarios de Ceuta (los que iban de granate) y fue bastante duro. Fue chungo ver cómo el colchón de sobre 2 horas que llevábamos se desvanecía e incluso peligraba llegar en hora. Los legionarios, que no llevaban bastones, se pegaban unos talegazos impresionantes, alguno la verdad es que se tiraba en plan loco total y hasta cierto punto, se echaban unas buenas risas entre ellos. Yo estaba un poco espeluznado, porque con una hernia de disco sabes que un talegazo de esos te deja listo de papeles. Pero afortunadamente, no me caí, algún resbalón y mucho tiento, y no sé cuanto tiempo empleamos en pasarlo. Coincido con el compañero en recordar el sonido de las suelas al despegarse del barro "tchlac, tchlac", así todos. Y cómo alguno se dejaba la zapatilla detrás. Y buscar el agua y el lodo que corría porque ahí las piedras estaban más limpias y agarraba. Y olvidarme de todo y decir ¡qué coño! para los 10 km que quedan, me puedo mojar los pies y pillar barro y lo que haga falta. Mucho aprendido ahí.
Y aunque ahora, aunque apenas haya pasado un día, me quedan los buenos momentos que vi allí, cuando miraba para atrás buscando a mis compañeros y viendo que iban zafando... y no me resisto a pensar lo afortunado que fui pasando por ese tramo en tan buena compañía y con el sol en lo alto mostrándome el camino. No sé si hubiera podido pasar aquello de noche..."

Superado el Puerto de la Muela (km 96,5) ya solo quedaba la humedad del río, el rumor del agua y la famosa Cuesta del Cachondeo, pero ya sin barro. Ya noto las luces de Ronda. A mitad de la cuesta creo que puedo aproximarme al tiempo que hice el año pasado.



Al llegar al final de la cuesta, en el barrio de San Francisco, me sorprende ver a tanta gente animando ya que son las tres de la madrugada. Por la calle Armiñán ya puedo correr bastante jaleado por el público. Paso por el Puente del Tajo y cruzo la Plaza España y como en otras ediciones me alcanzan las emociones hasta llegar a la Alameda del Tajo donde cruzo la meta en 16h 13m ¡Exactamente igual que el año pasado!
 
Enhorabuena a todos los finishers y mucho ánimo para todos los que no pudieron conseguir su reto, pero que estoy seguro lo conseguirán el año que viene, o el otro...incluso a los que se quedaron sin poder participar con los dedos pegados al ordenador tratando de conseguir una plaza.

Yo lo sigo teniendo claro, ya estoy pensando en 2017, en la XX edición, y como no, en la Cuesta de la Ermita, la Cuesta de los Caballos (la del barro) y la Cuesta del Cachondeo

Volveré, quiero seguir soñando en grande...