En el mes de agosto pasado, me apareció un dolor agudo en el pie derecho, era debido a una sobrecarga continuada de la fascia plantar como consecuencia del mucho correr en los últimos años...
este dolor limitante y a veces incapacitante en el talón al correr o caminar rápido, era más intenso tras un período de descanso, es decir después de una carrera o con los primeros pasos al levantarme por la mañana.
El traumatólogo me informó que tenía una inflamación de la fascia plantar en su punto de origen en el hueso del talón. Además al ser prolongada se había acumulado calcio en la zona dañada y en la radiografía que me hizo aparecía un crecimiento óseo en forma de "pincho" que sobresale del calcáneo.
Me dijo que en principio se puede tratar mediante taloneras de silicona que descargan la zona de tensión. También las infiltraciones con corticoides en el punto de dolor son efectivas. Pero en los casos más persistentes como el mío, se opta por el tratamiento quirúrgico, despegando la fascia de su lugar de origen en el talón. Incluso también extirpando el espolón que aparece pegado al calcáneo. Me insistió en el hecho de que no es el espolón lo que duele, sino la fascia inflamada.
este dolor limitante y a veces incapacitante en el talón al correr o caminar rápido, era más intenso tras un período de descanso, es decir después de una carrera o con los primeros pasos al levantarme por la mañana.
El traumatólogo me informó que tenía una inflamación de la fascia plantar en su punto de origen en el hueso del talón. Además al ser prolongada se había acumulado calcio en la zona dañada y en la radiografía que me hizo aparecía un crecimiento óseo en forma de "pincho" que sobresale del calcáneo.
Me dijo que en principio se puede tratar mediante taloneras de silicona que descargan la zona de tensión. También las infiltraciones con corticoides en el punto de dolor son efectivas. Pero en los casos más persistentes como el mío, se opta por el tratamiento quirúrgico, despegando la fascia de su lugar de origen en el talón. Incluso también extirpando el espolón que aparece pegado al calcáneo. Me insistió en el hecho de que no es el espolón lo que duele, sino la fascia inflamada.
Además de las
radiografias
laterales del pie para ver si existía la formación de una
calcificación en la zona que recibe el nombre de espolón
calcáneo, completó
el estudio de la
fascia plantar con imágenes de ecografía.
Esta prueba indicó que tenía una gran inlamación de la fascia de
unos 6 mmm.
Desde septiembre el
tratamiento que seguía consistía en hacer reposo y muchos
estiramientos específicos del pie. Al volver del gimnasio me ponía
frío local.
Una vez a la semana
iba al fisio, que además de la terapia manual complementaba el
tratamiento con punción seca, microondas, ultrasonidos e incluso la
muy dolorosa EPI.
Abordaba los masajes siempre desde los gemelos y el
sóleo, hasta el tendón de Aquiles y la fascia plantar, ya que todas
estas estructuras están íntimamente relacionadas.
La mejoría era muy
lenta y todo parecía indicar que el proceso se hacía crónico. El
médico descartaba otra alternativa terapeútica como la infiltración
con un corticoide porque no deben repetirse más de tres veces y que hace
tiempo no tuvieron mucho efecto conmigo.
Así que la opción
que me planteó realizar fue la quirúrgica: una cirugía percutánea
de la fascia plantar y espolón calcáneo. Es una cirugía artroscópica en la cual se utiliza una cámara
diminuta para observar desde dentro y que se
introduce mediante pequeños cortes. Este procedimiento reduce los
riesgos y complicaciones durante la intervención y acorta los tiempos
de recuperación.
Una
vez sedado en el quirófano del hospital Vithas la Salud, no pude ver ni sentir nada. Lo primero en
darme cuenta fue que me vendaban el pié al finalizar la operación.
La cirugia es minimamente invasiva y permite realizar la
intervención con una corta estancia en el hospital. Pude abandonarlo
una hora después de haber finalizado la operación ¡por mi propio
pié! y sin ningún punto de sutura...
Tras la operación me aplicaron un vendaje compresivo que me permitía apoyar el pie desde el primer momento. Me aconsejaron el uso de calzado ancho y cómodo (las HOKA me han venido muy bien) y un bastón los primeros días con el que intentar descargar el pie intervenido para evitar el dolor por la carga completa (carga parcial progresiva).
Durante
5 o 6 días me indicó que tomara bemiparina cada 24 horas
para prevenir la trombosis del pie intervenido y antiinflamatorio
enantyum cada 8 horas y revisión en dos semanas donde se
retirarán los puntos de sutura. Generalmente 3 semanas despues de la
intervención desaparecerán completamente los síntomas, y volveré
de forma progresiva a la actividad normal en 4-5 semanas...
En
resumen, la FASCITIS PLANTAR
es un problema que nos puede suceder a todos los
corredores, por lo que es fundamental evitarla con una buena
prevención como son los estiramientos y la dosificación de
esfuerzos...
Tenemos
que recordar que como corremontes
populares debemos cuidarnos, porque además de la vida
laboral, familiar y personal que todos compaginamos con los
entrenamientos, corremos por la felicidad, necesidad, satisfacción,
etc. que nos produce este deporte, y deseamos poder hacerlo durante
mucho tiempo...
¡Ya
sueño con los entrenos
Morning Glory por el Puerto de la Mora con mis amigos de CUMBRE 14!!!